Sudor

Cuando las astillas
de tu piel
saltan y enamoran
mi nariz,

mis ojos
sólo necesitan oscuridad
(… para imaginarte).

Cuando los cristales
de tu sien
golpean y se derraman
sobre mi ser,

los aromas,
pecan de obscenidad
(… y gris se vuelve el aire)

pero,

Cuando mi lengua,
al fin,
resuelta y gozosa,
sepa a miel

entonces si,
quedaré condenado
(… como todos los amantes)

y desde ese día,
¡Ay de mí!
para siempre en adelante,
y en todo lugar

te encontraré,
cuando arrecie la soledad
(…junto a mi)


23 de febrero de 2003

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