me volviste a querer,
y me trajiste del destierro,
de heridas forjadas
en pasados
que no recuerdo
de quince días,
o quince años
recónditos,
de inmensa oscuridad
(con sus noches),
me trajiste
del recuerdo de los dolores
más negros.
me volviste a querer
y la tontería volvió
para mi gozo,
mis ojos se llenaron
de lágrimas
y el ridículo fue
mi orgullo.
y los amores lejanos
se desprendieron...
y volvieron amaneceres
y besos,
y caminos,
sin tiempo
y reinó la imprudencia
la imprevisión
y extendimos las sabanas
blancas
sobre nuestros cuerpos
desnudos
y el ansia de esperarte
volvió a ser un placer.
y obviamente,
volvió el sinsentido
del amor.