Las agujas del reloj
corren lentas
y la tarde
trémula,
demora su paso.
La mañana
camina plácida
y se regocija
en el rocío del
pasto amanecido.
Y yo en mi
reposera,
no estoy en
mi reposera,
estoy contigo
esperando que,
como quedamos,
sean las cinco
para llamarte,
esclavo del tiempo
y de tu amor
…y recién dieron
las nueve
fin de septiembre de 2003